Es mucho más fácil de lo que parece y tiene un sabor delicado, suave.. !muy rico!
Como hay confianza, me vais a dejar que me eche flores. Al principio de cocinar no tenía ni idea de postres, tartas y dulces. Me parecían lo más difícil del mundo. Pero con un poco de cariño se consigue y, aunque ni mucho menos soy una experta, no se me dá nada de mal. Siempre soy yo la que llevo las tartas a las reuniones de amigos y siempre triunfan Muac, muac, besitos para mi, jaja.
Pues eso, que este fué el remate del almuerzo y, aunque tengo que perfeccionar la estética, me quedó de lujo.
Quiero ver vuestras fotos cuando lo preparéis que seguro que lo hacéis más bonito.
Disfrutad...
Para la panacotta de coco:
200 ml. de nata
200 ml. de leche de coco
zumo de limón y un poco de ralladura
60 gr. de azúcar
10 gr. de coco rallado
4 hojas de gelatina
Para el falso coco:
1 tableta de chocolate foundant
Para la tierra;
galletas de chocolate
Derretimos el chocolate al baño María y pintamos unos moldes ovalados, dejamos enfriar en la nevera o congelador unos minutos y damos una segunda capa de chocolate. Reservamos.
Hidratamos las hojas de gelatina en agua fría.
Mezclamos la nata, leche de coco, azúcar y coco rallado muy bien y llevamos al fuego hasta calentar, sin que nos llegue a hervir.
Añadimos a la mezcla las hojas de gelatina escurridas y disolvemos muy bien. Dejamos templar, casi enfriar.
Echamos la panacotta sobre el chocolate de los moldes y llevamos a la nevera varias horas para que solidifique bien.
En el plato donde vayamos a servir troceamos galletas de chocolate y hacemos una cama, encima colocamos nuestro"coco" que hemos sacado con cuidado del molde y con un sacabolas o cucharilla le hemos hecho el agujero típico de los cocos.
Rociamos con un pelín de zumo de limón y ralladura. En la receta original era con un almíbar de limón pero me salía demasiado ácido así que no lo usé.
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