No hay algo que dé más juego y guste a todo el mundo que una rica croqueta.
Da igual cual sea su forma o lo que lleve en el interior, siempre se cae e n la tentación ante una buena bandeja de croquetas bien cocinadas.
Hoy os traigo unas que desde que las hice por primera vez se ha convertido en un clásico de mi cocina. He preparado para casa, para la familia, para los amigos..
El secreto de esta receta, además de unos buenos boletus, es el aceite de trufa. Desde que lo pude conseguir lo utilizo para muchas elaboraciones, aunque las estrellas son, sin duda, estas croquetas y las pizzas.
Con estas cantidades salen una buena tanda.
No se os olvide invitarme el día que las prepareis, guardarme un buen plato..
Disfrutad...
300 gr. de boletus
100 gr. de mantequilla
100 gr. de harina
1 litro de leche
50 gr. de cebolla
sal
aceite de trufa
huevo
pan rallado
aceite pata freír
Limpiamos y picamos los boletus muy pequeñitos. Reservamos.
Ponemos la mantequilla en una sartén amplia y cuando se haya derretido añadimos la cebolla muy picadita.
Una vez la cebolla esté pochada añadimos los boletus y dejamos rehogar hasta que cojan un bonito color dorado. Incorporamos la harina y tostamos, a continuación vamos añadiendo la leche poco a poco sin dejar de remover. Salamos.
Cuando la bechamel ya esté completamente hecha añadimos un poco de aceite de trufa. ATENCIÓN, este aceite tiene mucho sabor, así que empezar echando poca hasta que le cojais la medida.
Dejamos reposar en la nevera con film transparente por unas horas o una noche.
Boleamos las croquetas con las manos aceitadas y pasamos por harina, huevo y pan rallado.
Freimos en abundante aceite caliente y disfrutamos de un manjar de dioses.
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