El sabor del queso roquefort no gusta a todo el mundo (yo sería incapaz de comermelo a "palo seco"), pero, la verdad, es que cocinado resulta muy agradable, no tan intenso. De cualquier manera se puede sustituir por un queso azul suave que es fácil de encontrar (preguntad a vuestro charcutero) y el resultado merece la pena. Hasta que no lo probeis no digais :"Uf, con queso roquefort, no me gusta".
2 pechugas de pollo
75gr. queso roquefort
harina
aceite de oliva
1/2 cebolla
vino blanco
1 vaso de vino blanco
100ml. nata
harina
sal y pimienta
Cortamos las pechugas en trozos, salpimentamos y enharinamos.
En una sartén o cacerola ponemos aceite de oliva y rehogamos el pollo.
Reservamos.
En la misma sartén rehogamos la cebolla muy picadita, incorporamos el vino y dejamos hacer varios minutos.
Añadimos el queso, sin dejar de remover y en el momento que esté derretido añadimos la nata.
Salpimentamos y añadimos media cucharada de harina sin dejar de remover. (Si vemos que espesa demasiado incorporamos un poco de agua).
Incorporamos el pollo y dejamos hacer dos o tres minutos a fuego lento.
Este blog lo comienzo con toda la ilusión de una aprendiz a cocinillas. Cada día que pasa me gusta más esto de estar entre fogones. Todas mis recetas son fáciles y económicas para que las pueda realizar todo el mundo. También tengo que decir que muchas son mías pero, otras muchas, son de mis amigos cocinillas a los que desde aquí les doy las gracias, porque me sería imposible darles las gracias uno por uno al subir sus platos que realizo con toda la ilusión. Gracias a todos.
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